Marcela Camargo, egresada de programa de Economía, nos cuenta sobre su experiencia como emprendedora y nos hace una invitación a tener como objetivo principal la gestión de recursos para poner en marcha nuestros proyectos. Actualmente existen muchos fondos concursables que desde el capital semilla y la formalización le permiten al emprendedor arrancar y empujar sus ideas haciéndolas realidad, nadie dice que es fácil y es cierto, es un camino largo y difícil, pero no imposible, en el que la curva de aprendizaje y la formación son la clave para lograrlo. Es importante nunca rendirse, ser constante, disciplinado y persistente.
Cuéntanos sobre tu experiencia profesional
Durante mi carrera he trabajado para el sector público y privado, así como en investigación económica, lo que derivó en estudiar un poco más sobre la formulación y evaluación de proyectos de inversión y el emprendimiento.
¿Cómo surgió la idea de emprender?
Desde niña me gustó la idea de crear cosas y venderlas o regalarlas, pero luego de una dura experiencia que tuve en mi último trabajo formal me di cuenta de que por más que dediques tiempo y esfuerzo para hacer tus labores bien y destacar, siempre vas a tener inconvenientes hasta con compañeros de trabajo que van a opacar tu desempeño. Entonces, con mi esposo, decidimos emprender desarrollar ideas que nos apasionan y sacarle un lucro.
Primero empezamos con un producto artesanal en el que desarrollamos una técnica poco conocida en el país, pero muy tradicional a nivel mundial como lo es la taracea, creamos varios productos insignia y el producto en esencia era muy novedoso porque buscábamos ofrecer productos útiles para la vida diaria, finalmente no continuamos por la dificultad del sector para la formalización y ventas permanentes.
Luego iniciamos con un proyecto muy próspero del sector gastronómico por las fortalezas y experiencia de mi esposo como chef y desarrollador de alimentos y creamos la marca Rapsodia Cocina Fusión en Mosquera (Cundinamarca), con una calidad excepcional en sabores a precios muy cómodos. En dos años logramos crecer y alcanzar nuestro punto de equilibrio, posicionándonos muy rápido en el sector restaurantero del municipio.
Gracias a la ventana del restaurante logramos trabajar en un producto puntual que queríamos industrializar y vender al mercado institucional y mayorista, nos dimos cuenta que necesitábamos una inversión muy alta para construir un centro de producción que nos permitiera aumentar la capacidad de producción. Así iniciamos el proceso con el Fondo Emprender del Sena para el montaje de una fábrica de alimentos precocidos congelados, equipada para producir grandes cantidades de producto al mes.
Ahora somos Alimentos Rapsodia S.A.S. y procesamos especialmente tubérculos como la papa criolla, dedos de yuca con queso, papas criollas nativas moradas y rojas, papas en bastón, papas para puré y dedos de papa, entre otros. Nuestra marca habla de entrelazar los sabores de casa con la masificación industrial sin perder sus cualidades organolépticas.
En un mediano plazo tenemos pensado abrir puntos de venta franquiciadas para la distribución de producto listo para preparar en casa y consumo de comida preparada, en Bogotá y alrededores.
¿Por qué te consideras una Libertadora X siempre?
En Los Libertadores aprendí de resiliencia, desde el momento en que no tenía para el semestre y era un sacrificio asistir a clases. Aun así logré culminar mi carrera de Economía, aprendiendo que nada es fácil pero la perseverancia nos permite llegar muy lejos, también aprendí de grandes maestros y amigos que me enseñaron la ruta del éxito y me inculcaron la importancia de desarrollar proyectos productivos sostenibles, articulados con encadenamientos productivos que le permitan al sector agro comercializarse de una manera más eficiente y generando un mayor desarrollo económico para la región.