La actividad física y el movimiento son acciones que acompañan al ser humano a través de toda la vida. Desde el nacimiento el hombre explora y conoce el entorno a través de desplazamientos y acciones como gatear, caminar, correr y saltar; posteriormente juega, habla, grita, canta y se expresa corporalmente, mientras reconoce el mundo y su lugar en el mismo.
Sin embargo, a medida que evoluciona la sociedad y la tecnología, el ser humano ha transformado su comportamiento y la inactividad física es una constante en los nuevos hábitos de la vida.
De acuerdo con la Organización mundial de la salud al menos un 60% de la población mundial no realiza la actividad física necesaria para su salud, lo cual implica un factor de riesgo determinante en el bienestar de mujeres y hombres en cualquier etapa de la vida.
Se considera que una persona es sedentaria cuando en sus actividades cotidianas no aumenta más del 10% la energía que gasta en reposo. En este sentido, acciones como ver televisión, jugar video juegos, trabajar frente al computador o manipular dispositivos móviles por más de 2 horas continuas, constituyen una conducta de riesgo para la salud.
Los comportamientos sedentarios generan enfermedades cardiovasculares y respiratorias como diabetes y cáncer, que en la actualidad provocan 40 millones de muertes al año en el mundo.
Este tipo de afecciones se pueden prevenir a través de la práctica frecuente de actividad física; por tanto, es importante realizar ejercicios aeróbicos como caminar, trotar, nadar o montar bicicleta durante más de 20 minutos continuos, al menos 3 veces por semana. Otra opción para aquellos que encuentran motivación en la competitividad es practicar deportes como tenis, voleibol, fútbol, squash, baloncesto o deportes de combate.
Por: David Garzón – Docente Bienestar
