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Semilleros de investigación: transformando realidades desde la práctica en la academia

Importancia de los semilleros de investigación para transformar realidades, según el profesor John Anzola

Los semilleros de investigación constan de ciclos sucesivos de interacción entre el docente y el estudiante dentro de los que la reflexión, experimentación, escritura y diálogo permiten construir saberes pedagógicos a través de las acciones. Además de promover el aprendizaje autónomo y creativo, en estos espacios también se forman profesionales con mayor calidad humana, empatía y compromiso social.

La generación de dichos planteles investigativos contribuye a la apropiación de una cultura académica e institucional de procesos formativos y científicos. A su vez, los académicos concuerdan en que los semilleros de investigación brindan beneficios como:  alentar el trabajo independiente, en equipo y dirigido, crear nuevas estrategias de investigación, afianzar las herramientas metodológicas, experimentar procesos investigativos y de aprendizaje, enriquecer el proceso de docencia e investigación y socializar sus hallazgos.  

Evolución y adaptación de los semilleros de investigación en el mundo

A lo largo del tiempo ha resultado fundamental que la comunidad académica se vincule activamente a los semilleros de investigación para preparar a las nuevas generaciones frente a los desafíos globales.

John Anzola, director de los Semilleros de Investigación de la Fundación Universitaria Los Libertadores, explica que en la educación superior los semilleros han evolucionado hacia modelos internacionales como los undergraduate research programs de Estados Unidos y Europa, diseñados para preparar a estudiantes en el liderazgo de programas académicos y científicos. En América Latina, este concepto se ha adaptado para responder a las necesidades locales, abordando problemas sociales y económicos específicos de cada región.

Remitiéndonos a la historia y antiguos pensadores, Anzola acude a las épocas de Sócrates, Platón, Aristóteles y Teofrasto, quienes generaron en su momento un modelo para transferir sus conocimientos y legados.  “Al comprometerse estudiantes y docentes con estos focos de trabajo investigativo, también se evoca el espíritu de las antiguas escuelas filosóficas, preservando y transformando la ´semilla de conocimiento’”, expresó.

La investigación formativa enriquece el aprendizaje en las aulas

Los semilleros de investigación representan una estrategia formativa que complementa y enriquece la educación tradicional al abordar áreas de conocimiento que, por limitaciones de tiempo y currículum, no suelen tratarse a fondo en los salones de clase. Estos espacios ofrecen una enseñanza activa y constructiva que fomenta la aplicación práctica de conceptos teóricos en un entorno participativo de estudiantes y docentes.

Sobre este aspecto, John Anzola resalta ciertas ventajas que los integrantes de un semillero de investigación pueden encontrar como:

  • Explorar problemas reales.
  • Experimentar y cometer errores.
  • Valorar el trabajo autónomo y los procesos de enseñanza-aprendizaje bidireccionales.
  • Priorizar la libertad, creatividad e innovación.
  • Desarrollar, implementar métodos y comprobar teorías.
  • Comunicación mediante debates, exposiciones y diálogos.

En definitiva, la investigación formativa no solo complementa y enriquece el aprendizaje en las aulas, sino que lo trasciende, ofreciendo una formación integral que aporta valor significativo al perfil profesional de quienes participan en ella. Las competencias adquiridas en un semillero, dentro de un contexto competitivo, fortalecen el desarrollo del pensamiento científico y creativo, los cuales se han convertido en pilares esenciales para afrontar los retos y aprovechar las oportunidades de un mundo cada vez más globalizado.

 

 

 

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