La jornada reunió a líderes y lideresas de la comunidad trans de Bogotá, junto a expertos académicos de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de Los Libertadores, para reflexionar sobre las diferentes problemáticas normativas y sociales que tiene esta comunidad en los diferentes ámbitos.
“Nuestra labor siempre es acompañar y dignificar. Más que tener un espacio de análisis, buscamos tener un impacto real y transformar vidas. Eso lo hacemos acercándonos a las realidades sociales, identificando sus problemáticas y esforzándonos por acabar esas barreras de desconocimiento o prejuicio”. Con esas palabras, la Dra. María Angélica Cortés, Vicerrectora de Proyección Social y Relaciones Interinstitucionales, dio inicio a la Segunda Jornada Académica Libertadora de la Diversidad.
Hablar de la comunidad LGBTIQ+ es sinónimo de violación constante a los derechos humanos, de evidenciar casos de discriminación laboral y prejuicios sociales. Según datos de Colombia Diversa, “al menos 448 personas LGBT fueron víctimas de actos de violencia entre 2019 y 2020 en Colombia”.
Así lo confirman las historias de mujeres y hombres transgénero asistentes a la jornada académica realizada por la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales para la prevención de las violencias laborales, económicas y en la salud, contra de la población transgénero de Bogotá.
Esta actividad se realizó el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, durante el evento también se conmemoró el Día Mundial de la Memoria Transexual, el cual fue el 20. Contó con la presencia de miembros de la comunidad trans, servidores públicos, autoridades judiciales, abogados litigantes, profesores y estudiantes universitarios.
El pasado mes también se celebraron los cinco años de la firma del Acuerdo de Paz en Colombia, y desde esa fecha histórica hasta la actualidad “se han documentado aproximadamente 1.100 asesinatos de líderes y lideresas sociales; 20 de ellos pertenecientes a la comunidad LGBTI. Parece una cifra reducida, pero no lo es”, según afirma Andrea Garzón Zuluaga, directora de la Clínica Jurídica de Inclusión y Justicia Social de Los Libertadores.
Muros de Cristal
Para iniciar, las panelistas reflexionaron sobre los Muros de Cristal, la precarización laboral y la exclusión económica de la comunidad Trans como formas de violencia basadas en género. Este espacio contó con lideresas como: Paula Lucía Arévalo Mutis, directora del Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociojurídicas de la Fundación Universitaria los Libertadores; Karen Romero, abogada de la Universidad Nacional de Colombia; la Ps. Mónica Ramón; Diana Navarro, mujer trans activista, y Catalina Arias, comunicadora social de Los Libertadores. Ellas plantearon diferentes puntos de vista que se encontraron con el objetivo común de hacer visible lo invisible.
La abogada Karen Romero, docente Los Libertadores y defensora de derechos laborales, comentó que los oficios asociados a las personas trans están altamente asociados a trabajadoras del sexo y estéticas, “esto pasa porque es una población que se retira de las aulas por estigma social, problemas económicos y otros factores como violencia intrafamiliar por ejemplo”.
En el campo laboral se han desarrollado un sinfín de barreras que hacen difícil o casi imposible la empleabilidad a personas que deciden cambiar de sexo. Aunque la legislación colombiana es amplia y progresista al reconocer sus derechos laborales, la realidad demuestra otra cosa.
En la Cartografía de Derechos Trans en Colombia, realizada por OutRight Action International, se identifica que: “la realidad para las personas trans en Colombia es contradictoria: Colombia tiene algunas de las leyes más progresivas/progresistas del mundo en materia de antidiscriminación y reconocimiento de identidad de género, y al mismo tiempo tiene algunas de las tasas de asesinatos y violencia contra la comunidad trans más altas del mundo y el estigma contra la comunidad trans es alto”. A esta misma conclusión llegan las panelistas, veamos:
Leyes progresistas Vs. realidad trans
Mónica Ramón, psicóloga apasionada por el problema de trabajo y género aborda la problemática desde la Teoría de Capital Humano. “Plantea que el tamaño de la renta que un trabajador recibe es directamente proporcional a la educación que tiene y la gente se educa por deseo (…), pero ¿en dónde quedan los sistemas de exclusión en los colegios y que están al margen de la educación formal? Las políticas son interesantes para mostrar cifras pero no hay una política que se respete. Estamos en una sociedad heteronormativa con varios sistemas de presión: género, clase y raza. Las mujeres trans sufren la presión de los tres sistemas al mismo tiempo y por eso tienden a quedar invisibilizadas”.
Para concluir, Ramón citó a Fina Birulés: “No basta con tener derecho a tener derechos. La normatividad en Colombia puede tener múltiples limitaciones pero la problemática va más allá, es un tema estructural, no se trata de que digan que somos sujetos de DDHH, necesitamos que se generen garantías en todos los niveles para que estos muros de cristal se superen”.
“Yo no soy moral, ni políticamente correcta (…) Fui la primera mujer transgénero negra que estudió en una universidad”. Así comenzó su intervención Diana Navarro, quien resaltó que el problema frente a la población trans colombiana es normativo. Por eso, en sus actos como gestora de políticas públicas ha intervenido en el Congreso de la República, indicando que hay que comenzar a legislar para un país real y no un país ideal.
Y concluye su intervención diciendo que el tema es de educación y formación para cambiar todo el sistema legal en Colombia e invitó a todas las mujeres transgeneristas a que también sean agentes de cambio y usen sus conocimientos para transformar.
El reto de la comunidad trans frente al Sistema de Salud
El segundo panel giró en torno a La transformación del cuerpo, de los imaginarios de la diversidad, al derecho a la salud en condiciones de calidad para la comunidad trans. Este espacio contó con la abogada Camila Patiño Peña; Johana Andrea Peña Reyes, mujer trans y gestora de territorial adscrita a la Secretaria Distrital de la Mujer; Javier Fonseca, decano de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, y como moderador participó Gerardo de Francisco Mora, líder del programa en Ciencia Política y Gobierno de Los Libertadores.
Para dar contexto a la problemática, el decano planteó que “existen varios hitos en relación con las conquistas jurídicas de la población trans en Colombia, como por ejemplo las sentencias del año 2012 de la Corte Constitucional que reconocen el derecho de acceder a la cirugía de reafirmación de sexo. Lo cierto es que los argumentos que se han usado tradicionalmente para el reconocimiento de estos derechos en materia de salud, se orientan hacia la patologización de la diversidad sexual.”
El proceso de transformación es un proceso difícil de acceder, respetar, defender y de ser recibido con responsabilidad. Los estereotipos afectan bastante los diagnósticos, cualquier mal se asocia con la condición de ser mujer, y muchas veces es más que eso, causando mayor riesgo de reconocimiento tardío de enfermedades.
“Fui un muñeco para ellos, pese a que la Corte Constitucional me dio la cirugía, me quedó mal y todo por una mala praxis. Ni siquiera los médicos pueden decir que está mal hecha, sino fatal. Yo acepté porque quería ser mujer, pero no una mujer mal formada”. Así expone su caso Johanna, mujer transexual quien fue víctima de un error médico en su operación de cambio de sexo y quien participó en el panel.
Desde la Clínica Jurídica de Inclusión y Justicia Social de la Fundación Universitaria Los Libertadores estamos haciendo un gran trabajo para apoyar a la comunidad transgénero de Colombia. El Dr. Javier Fonseca, decano, ha liderado este espacio para hacer cada vez más visible las problemáticas y la violación de derechos a la población trans.
Por eso, resaltó en su ponencia que es necesario, no solo cambiar el discurso, sino, en especial, crear mecanismos de garantía en la práctica de los procedimientos médicos para el cambio de sexo que cuenten con condiciones de calidad. Lo anterior demanda, incluso, reglamentar los protocolos para realizar los procedimientos quirúrgicos de transformación del cuerpo y los tratamientos médicos asociados.
Existen contraindicaciones en medicamentos y tratamientos que afectan más a las mujeres, pero al momento de prescribirlos se aplica la misma dosis que a los hombres, siendo este último menos susceptible. Algo similar pasa con las personas trans, la medicina debe responder a la diversidad de las identidades de género, los tratamientos y el trato en los servicios de salud deben ser más amigables y efectivos para romper el molde generado por los tratamientos médicos basados en el enfoque de “talla única”.
Quedó claro en el panel que en Derecho no existe mayor literatura respecto a intersexualidad, bisexualidad y demás identidades sexuales, hace años se habla de inclusión pero no hay una mirada diferencial que reconozca las diferencias y necesidades propias de cada grupo poblacional. No se debe permitir ningún tipo de violencia de género, pero se debe trabajar para identificar tipos de violencias propias que se presentan en lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales, y demás elecciones de género.
La Fundación Universitaria Los Libertadores seguirá trabajando para acabar con las diferentes barreras, apostarle a sus objetivos misionales de inclusión, diversidad y cercanía. Así, liderar la transformación social, crear espacios de diálogo y de profundización académica.
“Estamos muy orgullosos y agradecidos por la presencia de los aliados que nos acompañan hoy, como la Secretaría de Integración Social de Bogotá. Somos conscientes de la necesidad de integrar las vivencias y conocimientos de las comunidades con la academia”, aseguró la Vicerrectora de Proyección Social y Relaciones Interinstitucionales de la Fundación Universitaria Los Libertadores, María Angélica Cortés Montejo.