José Ignacio Latorre, catedrático de Física Teórica en la Universidad de Barcelona, investigador del Centre for Quantum Technologies de Singapur y director del Centro de Ciencias de Benasque Pedro Pascual, conversó con Mariana Camacho sobre el futuro de la humanidad atravesado por los avances generados por la física cuántica.
Durante la charla, Latorre explicó que “la física cuántica es uno de los bastiones que la humanidad ha logrado levantar, como las catedrales intelectuales, es el saber profundo. Algo totalmente objetivo, son las leyes que rigen el mundo, es una física muy diferente a la que estamos acostumbrados, sin embargo, es la que rige nuestro cuerpo y nuestro universo”.
Al respecto, Latorre se refirió a la importancia que tienen en nuestras vidas la, física cuántica, resaltando tres aspectos fundamentales:
- Es útil, ya que estamos rodeados de ordenadores, el corazón de un ordenador es un circuito, un chip que está utilizando transistores, que en física son semiconductores, es decir que nosotros estamos embebidos en un mundo donde utilizamos computadores todo el tiempo, que nos controlan.
- La física cuántica también ha cambiado los patrones de vida y la longevidad de las personas. En 1830 la vida media era 36 años, hoy la estimación es que los niños que están naciendo, más de la mitad, vivirá por lo menos 100 años. Esto debido a que tenemos un control de la tecnología, no es una consecuencia divina, es gracias en parte a la medicina.
- Todos los avances de la humanidad tienen como origen la física cuántica.
Maiana Camacho, panelista del conversatorio, le preguntó a Latorre sobre una frase importante de su libro, en la que afirma que la mecánica cuántica es una teoría humilde. Al respecto, Latorre afirmó que “los humanos tenemos una tendencia totalmente egocéntrica de estar convencidos de que lo entendemos todo, pero paradójicamente casi no entendemos nada, la mecánica cuántica nos devuelve esa sensación de humildad, esa sensación de no sentirlo todo”.
Adicionalmente, señaló que la mecánica cuántica “es una teoría cuyos principios siguen siendo debatidos, entendemos que es una teoría efectiva, que funciona, pero no es una teoría fundamental”.
En el conversatorio Lattorre mencionó algunos avances importantes que trajo la primera revolución cuántica. Especulando sobre el futuro con la llegada de la segunda revolución explicó “a pesar de todo el control que trajo consigo la primera revolución cuántica, vemos que son procesos muy burdos, muy primitivos. La segunda revolución nos permitirá alcanzar nuevos niveles, el salto de la segunda revolución es el de la precisión, controlar la materia a nivel cuántico e individualmente, es un abismo porque estamos iniciando a dominar cada uno de los átomos, y una de las cosas que hemos aprendido es que podemos codificar información en un átomo y si logramos poner ceros y unos en un átomo podemos hacer procesamientos con moléculas”.
Camacho también preguntó sobre un futuro posible donde los seres humanos no tendremos soporte físico, cómo funciona un mundo donde no hay un cuerpo. Sobre ello Latorre se atrevió a especular, que “si alguien no prueba lo imposible cómo va a descubrirlo, es lo mínimo que podemos hacer. Ante esto yo podría decir que habrá inteligencias artificiales mucho más simpáticas y que demostrarán mucha más paciencia con nosotros, y que nos conocerán tan bien que nos dirán lo que es necesario y será muy difícil equiparar las relaciones hombre máquina, con las de humano y humano”.
Asimismo, resaltó que “en este tipo de especulación, podríamos decir que ya estamos viendo el futuro de los cuerpos humanos, desde ya estamos mejorando nuestros órganos, ya es posible sustituir sin miedo partes de nuestro cuerpo y de hecho algunas veces funciona mejor. Modificar nuestros cuerpos es aumentarlos, es un cuerpo alterado que ha mejorado”.
Por último, Latorre hace un llamado a estudiar física cuántica, porque es importante comprender y entender el mundo que nos rodea, cuando vivimos en un mundo que no entendemos, nos sabemos tomar decisiones. Esta es la única forma de ser libres.
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