Cuando los estudiantes entran al salón de clase y el profe Eberto está ahí, ellos saben que un caluroso saludo los recibirá. Este es uno de los rasgos característicos del profesor de tiempo completo de la Técnica Profesional en Servicio Automotriz, quien desde hace seis años comparte con los futuros libertadores.
Eberto inició su formación profesional estudiando una Licenciatura en Educación, porque le gusta enseñar. “Desde siempre lo supe, por eso quise dedicarme a esto”, comentó sin dejar de sonreír, al recordar que llegó por casualidad a Los Libertadores, cuando un amigo que trabajaba en la Fundación buscaba un docente especialista en automotriz y electricidad. Él le solicitó que lo apoyara con una materia y así arrancó como profesor desde hace seis años.
“Primero hice la Licenciatura en Educación y después cursé Ingeniería Mecánica, porque son afines, ya que mi primera carrera es en educación y tecnología. Ahora curso la Maestría en Educación”, explicó nuestro profe. Sus estudios se dirigen hacia la educación, pues transmitir conocimiento a las nuevas generaciones es lo que realmente le gusta. Tradicionalmente su campo es un círculo bastante cerrado, por lo que él considera muy interesante multiplicar ese conocimiento entre los ‘pelaos’, como llama a sus estudiantes.
El profe se caracteriza por tratar a todas las personas con las que interactúa por igual, pero con sus ‘pelaos’ es especial: le gusta motivarlos por el estudio y la lectura, sobre todo en inglés, porque la mayoría de los textos están en ese idioma y según él, esta herramienta es indispensable. “Cada vez el mundo exige más a las nuevas generaciones. En nuestra época era importante el inglés, pero, para los estudiantes de ahora, tres idiomas serán imprescindibles para su desarrollo profesional en Colombia o en cualquier parte del mundo”, concluyó Eberto.
El profe confiesa que sigue fielmente el consejo de su papá: constancia y disciplina en todo lo que hace. Considera que la pasión por lo que le gusta lo ha llevado a alcanzar metas grandes como el posicionamiento del programa Técnica Automotriz que empezó de cero y llegó a 250 estudiantes hace dos años, gracias al trabajo en equipo de los docentes y su director, el ingeniero Armando Hernández. Claro, con el apoyo incondicional de la Institución.
“Mi mensaje para todos los estudiantes es que sigan creciendo. Es una carrera corta pero los muchachos terminan con ganas de seguir estudiando para culminar su formación profesional y la Institución los apoya para que sigan proyectándose”, aseguró.
“Al final del semestre me encanta que los pelados me digan: su clase me aportó algo nuevo y no que lo dejen pasar como una clase chévere, pero sin profundidad”. Esa es su mayor satisfacción.